¡Horror!Circula esta (falsa) carta por internet. La he recibido hace dos días a través del Grupo DIM. Al principio, cabrea la crítica, pero pronto hace reflexionar.
Hola:
Me llamo Marta y soy alumna de 5 º de primaria y la mejor. La semana pasada nos trajeron un montón de ordenadores, para todos menos para el profesor.
Nos pusimos muy contentos porque pensamos que también nos pondrían aire acondicionado en verano (nos morimos de calor) y que traerían una pizarra nueva, sin reflejos y en la que se pueda escribir sin que la tiza resbale. O sillas y mesas nuevas adecuadas a nuestra estatura, estanterías y una taquilla para nuestras cosas. Pero no, sólo trajeron ordenadores. Y sin lupa porque son muy pequeños, pero eso da igual.
Por lo menos nos lo han regalado enterito, porque mi primo de Ripollet dice que mis tíos han tenido que pagar la mitad del portátil, por eso de ser catalanes. Esto no lo entiendo muy bien.
El primer día no hicimos nada con ellos porque tiene un sistema que es diferente al que tenemos en casa, un tal Linux, y que el maestro no conoce. En realidad no sabe nada de informática. Dijo que ya miraría algo, pero María, otra empollona, le contestó que ella podía enseñarle, pues en su casa tiene un ordenador y sabe manejarlo. Todos nos reímos, pero el maestro, no. El maestro también dijo que eran para nosotros y que nos los podíamos llevar a casa.
Yo cogí el mío y lo guardé en la mochila, pero a mi amiga Mati se le cayó y se le rompió todo -el maestro le hizo una foto-. A Luis se lo robaron unos gamberros mientras volvía a casa y a Santi se lo rompió Mateo, el niño que nos pega a todos. En clase los que más usan el ordenador son Toni y Andrés. Son dos niños un poco retrasados y que antes sólo   molestaban. Ahora con el portátil les ponen una película de dibujos y están más callados. Ayer nos explicaron cómo sacar información de internet y nos mandaron deberes para buscar en casa.
Mi papá, que ahora no trabaja, dice que no tenemos dinero para internet, por eso no he podido hacer los deberes esta semana y ya me han regañado en el cole. Por eso, además de los libros y cuadernos, también cargo con el ordenador. Ahora ya no uso mochila sino el troler de mamá de cuando podíamos ir de finde o de viaje. A mi hermano mayor en el insti también le van a dar uno y él está muy contento pues dice que podrá colgar fotos y chatear con las chicas. También me ha dicho que, a partir de ahora, no tendrá que fijarse en las faltas de ortografía pues el ordenador las corrige automáticamente. Es maravilloso, también, porque antes las clases eran pesadas y largas y ahora duran 10 minutos o menos. A muchos compañeros no les funciona; a otros les tarda tanto en ponerse en marcha que para cuando lo consigue suena el timbre de salida.
Y sin olvidar que los electricistas nos dejaron tres días en el patio poniendo enchufes porque la batería no dura nada y nos hacemos un lío de cables en la clase que podemos jugar al enredos. Como las cosas que trae el maestro no se pueden abrir, dice que pondrá las notas según le demos más o menos la lata y según el tiempo que tardemos en abrir el invento. Se acabó estudiar, la calculadora y las reglas. Y sacar punta, tener buena letra y tener un cuaderno de diez. Es fantástico. Pobrecillos los que aún están en 4 º porque los veo muy estresados. Yo me paso la mañana con el Google Earth. Ya me lo sé de memoria y no tengo otra cosa que hacer.
En matemáticas, es lo mejor: sólo tienes que elegir entre tres respuestas y además te dan otras tres oportunidades. Y si en lengua no te sale algo, lo buscas en internet y ya está. Finalmente todos sacaremos sobresaliente porque leer ya sabemos, pero vamos a aprender a comprender. El maestro dice que es una competencia básica.
Como dice Pere Marquès del Grupo DIM, este texto muestra aquí LO QUE  NO DEBERÍA OCURRIR: debemos conocer las «buenas prácticas» (buenas para imitar) pero también la «malas prácticas» (lo que no se debe hacer) ya que este texto no es solamente ficción…  
Entre todos, podemos hacer que las cosas se hagan bien.